Ciclo A El evangelio de este domingo nos

Ciclo A

El evangelio de este domingo nos habla del encuentro de Jesús con la samaritana. Jn 4, 5 -42

En este año del ciclo A, en los domingos 3, 4 y 5 de Cuaresma, se leen los evangelios que desde hace muchos siglos se leían como preparación para los bautismos que se celebraban solemnemente en la Vigilia Pascual. 1 - Encuentro de Jesús con la samaritana: El agua. 2 - Curación del ciego de nacimiento: La luz. 3. Resurrección de Lázaro: La vida.

Hoy se nos dice cómo iba Jesús con los apóstoles desde Judea a Galilea, pasando por Samaría, que era el camino más corto. Oigamos un resumen de la primera parte del evangelio.

Al pozo de Jacob llegó un día el Señor; En el pueblo de Samaría, llamado Sicar Automático

sus labios resecos de sed.

Junto al brocal descansó.

Se acerca por el camino una samaritana,

y, al llegar al pozo, Jesús exclama: (Los discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida)

Dame agua, buena mujer,

No entiendo que siendo judío, te atrevas al pozo a venir. (La mujer se extrañó siendo samaritana, pues los judíos no se hablaban con los samaritanos)

tu pueblo es impuro, es judío; no sé qué decir.

(Jesús le contestó) “Si supieras quién pide agua, más bien tu le pedirías.

Yo podría darte el agua viva.

Con mi agua

no tendrás más sed.

La mujer le dice: “Señor, ¿de dónde sacarás el agua viva? Jesús: “El agua que yo daré saltará hasta la vida eterna”.

(La mujer le dice: ) De esa agua dame de beber:

Tengo sed, sed de ti, Hacer CLIK

Jesús era humano como nosotros y se cansaba. Había caminado bastante, era mediodía y hacía mucho calor. Era natural que tuviera sed. También la samaritana tenía sed o necesitaba el agua. Por eso había ido al pozo.

Los judíos no solían hablar con los samaritanos. Y menos un hombre con una mujer. Por eso le dice la mujer a Jesús: “¿Cómo tu, siendo judío, me pides de beber a mi que soy samaritana? Jesús comienza pidiendo porque quiere dar más. Así hace con nosotros.

Dice san Agustín: “En realidad quien le pedía de beber tenía sed de la fe de aquella mujer”. Jesús tiene sed de que nosotros tengamos sed de él.

Si la samaritana puede dar lo que Jesús le pide, tiene luego más confianza para pedir lo que Jesús promete.

“Si conocieras el don de Dios…” Jesús salta de lo material a lo espiritual, cuyo valor es infinitamente mayor.

La mujer no lo entiende. Cree que habla de otra agua de mejor calidad, que le va a dar. Pero se extraña porque Jesús no tiene cubo ni soga.

Jesús le va aclarando algo, diciendo que lo que él da es un agua especial que quita toda la sed, porque salta hasta la vida eterna.

La mujer, sin acabarlo de entender, formula esta hermosa oración: “Señor, dame esa agua”. Todavía cree que se trate de un agua y una sed material.

Hay un proceso en las clases de sed de la samaritana. Primero tiene sed material, que la cree apagar con el cubo y la soga ante el pozo. Tiene también sed de amor. Y por eso todo el problema de los maridos. Ahora Jesús la lleva a tener sed de Dios.

Sed simbólicamente significa: DESEO Jesús decía en el templo: “El que tenga sed que venga a mi y beba”. Sed de paz. alegría, amor, justicia, palabra de Dios. Repitamos de corazón la oración de la samaritana.

Comienza Jesús a darla una clase de religión. Para ello obtiene primero la confianza y el respeto declarándole cosas íntimas. Con ello, aquella mujer cree que Jesús es un profeta.

La mujer tiene una idea de religión estrictamente cultual. Para ella la religión es dar culto a Dios en un lugar especial, que para los samaritanos no es Jerusalén.

Jesús da una respuesta revolucionaria: El culto es relativo. Lo importante es adorar a Dios en espíritu y verdad. El culto principal es la relación que uno tenga con Dios, como un hijo con su padre. Por lo tanto con los demás debe haber fraternidad.

El Dios que viene a nuestro encuentro no es el que juzga y condena, sino sobre todo el que sana y perdona.

Se da un proceso en el conocimiento de la mujer sobre Jesús. Es un proceso que se da, como si fuese una preparación hacia el bautismo. Para ella, Jesús primero es un judío, luego señor, luego profeta. Después les dirá a los samaritanos que Jesús quizá es el Mesías. Terminará el relato declarando los samaritanos que Jesús es “el Salvador del mundo”.

La mujer se convierte en apóstol y va a decir a los samaritanos que Jesús es el Mesías, aunque manifiesta sus dudas.

Llegan los apóstoles y le ofrecen a Jesús algo para comer. Pero Jesús pasa al plano espiritual, hablando de otra hambre y otra comida. Y les habla de una siega realizada y de un trigo especial almacenado para la vida eterna. Jesús sigue en la Eucaristía para que demos frutos de vida eterna.

El apostolado de aquella mujer consigue la buena acogida por parte de los samaritanos. Jesús se queda dos días hablándoles. Y los samaritanos de Sicar quedan convencidos que Jesús es el Salvador del mundo.

También hoy Jesús habla con nosotros y descubrimos que sólo él puede darnos el agua viva capaz de saciar nuestra sed. Sólo él es capaz de saciar los deseos que toda persona de corazón limpio lleva en su interior: deseos de felicidad haciendo el bien.

Hoy Jesús sigue teniendo sed en tantos pueblos que no tienen ni pozo. Ayudar a construir un pozo en algunos lugares es como dar de beber a Jesucristo.

Dame de beber de tu manantial; Automático

Dame de beber, necesito más.

Que la Virgen María, quien tantas veces sació la sed del niño y joven Jesús,

nos ayude a saborear el agua viva que salta hasta la vida eterna. AMÉN, AMÉN.