BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEOR

“¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!”


ús marchaba por delante subiendo a Jerusalén (Lc. 19, 28)

“Toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces. ” (Lc. 19, 37)

¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el Cielo y gloria en las alturas (Lc 19,

Entre un canto y otro, todo el pueblo repite: “Bendito el que viene en nombre del Señor”

Algunos de los fariseos que estaban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos” (Lc. 19, 39)

En el Monte de los Olivos se atisbaba la dialéctica entre el amor y el odio, entre la vida y la muerte.

“Respondió Jesús: Si estos callan, hablarán las piedras” (Lc. 19, 39)

Las multitudes que lo aclaman con fervor, lo condenarán muy pronto

Por ese camino de amor y odio todos hemos bajado alguna vez.

Jesús llega a la ciudad de Jerusalén • Como Rey humilde • Como el Rey de la paz

Su pasión y muerte serán la definitiva llamada a la fe y a la conversión. Una llamada que se dirige hoy a cada uno de nosotros.

Al anunciar la llegada del reino de Dios, Jesús invitaba a las gentes a creer y convertirse.

Señor Jesús, danos un corazón sencillo.

Que al igual que los niños hebreos, te recibamos con la alegre esperanza de los que te reconocen como Señor y Salvador. Amén.

Texto de José-Román Flecha Andrés
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