Avance manual ng el Ja pense a toi

Avance manual Áng el “Ja pense a toi” (Richard Abel)

Genaro – Genarin para los niños – el tonto para el resto del pueblo, unía a su disminuida capacidad intelectual, un físico deplorable; su enorme cabeza se unía a su corto tronco, por un largo y delgado cuello; todo ello descansaba en unas extremadamente delgadas piernas que parecían incapaces de sostener el resto de su cuerpo.

Su caminar era torpe y bamboleante, haciendo temer que en cualquier momento iba a perder el equilibrio, arrastrado por su enorme cabeza.

Era hijo de soltera y sin duda la más pobre del pueblo. A pesar de todo ello Genaro se sentía feliz; su madre y los niños eran su gran pasión. Para los adultos, Genaro contaba poco; el insulto preferido de la gente era: “eres más tonto que Genaro” y si querían herir más: “eres más feo y tonto que Genaro”.

La despoblación del medio rural, hizo que en el pueblo quedaran únicamente los viejos. Genaro pasaba entristecido los días al no tener a su amigos, los niños. Esperaba ansiosamente que llegara el buen tiempo porque los fines de semana regresaban los niños con sus padres a las casas que habían abandonado, pero que no obstante habían mejorado.

La salud de Genaro se fue quebrantando y a los 30 años, parecía que tuviera 80. Intuitivamente, Genaro era consciente de que sus días se acababan, y se pasaba las noches en vela, pensando en que podría hacer para ser recordado por sus paisanos con cariño

Una noche, cuando ya llegaba el alba, una gran sonrisa iluminó su cara, sus ojos se iluminaron y por fin se durmió placenteramente.

El pueblo era pequeño, pero bonito y su entorno de paisaje montañoso, magnífico. Se llegaba al mismo por una serpenteante carretera que terminaba en un estrecho y viejo puente que no permitía que se cruzaran dos vehículos al mismo tiempo.

Era la única entrada y salida del pueblo, por lo que cuando llegaba el buen tiempo y sobre todo los fines de semana, no eran raros los accidentes al no respetar la señalización de preferencia de paso.

Genaro esperó pacientemente la llegada del fin de semana y cuando estaba amaneciendo, se encaminó con su andar renqueante al puente y colocándose en la parte izquierda de la calzada, esperó pacientemente con la sonrisa a flor de los labios.

A media mañana un coche que no respetó la señalización, invadió el puente al mismo tiempo que otro vehículo estaba saliendo del pueblo. El impacto fue terrible y las consecuencias fatales, ya que Genaro murió en el acto. Su rostro reflejaba una gran serenidad.

Su madre anímicamente destrozada entró al día siguiente en la habitación de su hijo y se encontró un sobre en cuyo interior y en una vulgar hoja de papel, su hijo había escrito con letra torpe su último deseo que decía así:

Durante años y a pesar de nuestras peticiones a las diferentes administraciones, no hemos conseguido que nos hagan un puente nuevo; si no sois tan tontos como yo, espero que con el dinero de la indemnización que mi madre reciba, construyáis un nuevo puente que lleve mi nombre.

A partir de entonces, todos los años coincidiendo con la fecha de la muerte de Genaro, se celebra una fiesta en memoria de Genaro – Genarin para los niños La gente, en mayor número cada año, acude al pueblo a través del nuevo puente de Genaro.