As imagina Jess a su familia de seguidores

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Así imagina Jesús a su familia de seguidores: un grupo de hermanos y hermanas

Así imagina Jesús a su familia de seguidores: un grupo de hermanos y hermanas que le siguen para acoger y difundir la compasión de Dios en el mundo. Jesús no pudo ni quiso poner en marcha una institución fuerte y bien organizada, sino un movimiento curador que fuera trasformando el mundo en una actitud de servicio y amor. Su primera preocupación es dejar tras de sí un movimiento de hermanos y hermanas, capaces de vivir sirviendo a los últimos. Ellos serán el mejor símbolo y la semilla más eficaz del reino de Dios. Estas serán las dos grandes tareas de sus enviados: decir a la gente lo cerca que está Dios y curar a las personas de todo cuanto introduce mal y sufrimiento en sus vidas. José Antonio Pagola. “Jesús: aproximación histórica” Texto; Lucas 14, 25 -33 – 23 Tiempo Ordinario –CComentarios y presentación: Asun Gutiérrez. Música: Albinoni. Andante en sol mayor.

Como lo seguía mucha gente, Jesús se volvió a ellos y les dijo: Las

Como lo seguía mucha gente, Jesús se volvió a ellos y les dijo: Las palabras de Jesús no son para un grupo elegido y reducido ni para personas especialmente valientes. La invitación es para tod@s. Dice las condiciones indispensables para tod@ discípul@, lo que caracteriza el compromiso cristiano. Dedicar la vida a lo que Él la dedicó: al Reino, a construir una humanidad de hijas e hijos, por tanto de hermanas y hermanos.

Si alguno quiere venir conmigo y no está dispuesto a renunciar a su padre

Si alguno quiere venir conmigo y no está dispuesto a renunciar a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Seguir a Jesús no significa dejar algo, sino haberse encontrado con Alguien. Ese encuentro hace que se relativice, que pase a segundo lugar todo lo demás. Lo fundamental es la opción radical por Jesús, por su proyecto, por los valores que él propone.

El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede

El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Hay quien piensa y enseña que cargar con la cruz y seguir a Jesús es buscar mortificaciones, privarse de sanas satisfacciones, renunciar a alegrías y gozos legítimos, para llegar, por el sufrimiento, a unión mayor con Jesús. El evangelio no habla de eso. Jesús habla de ir por el mundo como Él, “detrás de Él”, prosiguiendo su causa, rechazando el éxito fácil, aliviando las cruces de las personas marginadas, viviendo en actitud de servicio para l@s demás. Seguir a Jesús es vivir, como Él, los valores del Reino: justicia, austeridad, solidaridad, compasión, alegría, valentía, compromiso. . . Ese modo de vivir supone una gran satisfacción interior. Es la carga ligera, el yugo suave y liberador que Jesús ofrece.

Jesús provoca nuestra reflexión y discernimiento sacudiendo nuestras seguridades y rutinas religiosas. Seguir a

Jesús provoca nuestra reflexión y discernimiento sacudiendo nuestras seguridades y rutinas religiosas. Seguir a Jesús no es cuestión de impulsos, fervorines, corazonadas y entusiasmos superficiales. Es una opción libre, un proceso diario y continuo, que supone profunda reflexión, decisiones personales, valientes y libres. Si uno de vosotros piensa construir una torre, ¿no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, si pone los cimientos y no puede acabar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”. O si un rey está en guerra contra otro ¿no se sienta antes a considerar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que le va a atacar con veinte mil? Y si no puede, cuando el enemigo aún está lejos, enviará una embajada para negociar la paz.

Del mismo modo, aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene,

Del mismo modo, aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío. El afán de acumular riquezas , honores, privilegios, poder. . no es compatible con el compromiso cristiano. Jesús nos propone, para seguirle, renunciar a lo que nos impide ser personas más humanas, más libres, más solidarias, más felices. . . Así, toda “renuncia” se convierte en alegría, paz y libertad.

Jesucristo enseña a los seres humanos que hay algo en ellos que les sitúa

Jesucristo enseña a los seres humanos que hay algo en ellos que les sitúa por encima de esta vida de ajetreos, alegrías y temores. Quien llega a entender la enseñanza de Cristo se sentirá como un pájaro que no sabía que tenía alas y ahora, de pronto, se da cuenta de que puede volar, puede ser libre y ya no tiene nada que temer. León Tolstoi