ARCHIVO 7 NMEROS LA PALABRA DE DIOS NMEROS
ARCHIVO #7 NÚMEROS
LA PALABRA DE DIOS NÚMEROS Trata de la marcha de los israelitas a través del desierto, desde el Sinaí hasta las fronteras de la Tierra Prometida. CONSTA DE 36 CAPITULOS
El Señor está presente en medio de Israel y manifiesta su presencia a través de la "nube". En la marcha de Israel por el desierto, la "nube" da la orden de partida y el Arca de la Alianza, el trono visible del Señor, avanza al frente de la caravana.
Caps. 1 -4 Israel ya se dispone a abandonar el Sinaí, la montaña santa de su encuentro con Dios. Pero antes de ponerse en camino, se realiza el censo de las tribus, y Moisés complementa la legislación con algunas disposiciones relativas al Santuario, al culto y a los levitas.
Cap. 2 El Pueblo de Dios aparece aquí como un ejército bien organizado, reunido alrededor de sus jefes y sus estandartes. Pero, sobre todo, es la Asamblea del Señor, una comunidad litúrgica agrupada en círculos concéntricos alrededor del Santuario.
Durante su marcha por el desierto, Israel vivió sus primeras experiencias como Pueblo de Dios. Allí, la masa heterogénea que había salido de Egipto, bajo la guía de Moisés (Éx. 12. 38) comenzó a tomar conciencia de su destino común.
Caps. 5 -6 Disposiciones del Señor sobre: • Expulsión de las personas impuras. • Reglas sobre la restitución. • La oblación de los celos. • El nazireato. • La bendición de los sacerdotes:
Que el Señor te bendiga y te guarde. Que ilumine el Señor su rostro sobre ti y te sea propicio. Que el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz. 6, 24 -26
Caps. 7 -8 ü Las ofrendas de los jefes para la dedicación del Santuario. ü La dedicación de los levitas al servicio del santuario. Tú deberás poner a los levitas a disposición de Aarón y de sus hijos, y los ofrecerás al Señor con el gesto de presentación. Así pondrás aparte a los levitas para que me pertenezcan. Y una vez que los hayas purificado y los hayas ofrecido con el gesto de presentación, comenzarán a prestar servicios en la Tienda del Encuentro. 8, 13 -15
Cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para conversar con el Señor, oía la voz que le hablaba desde lo alto de la tapa que estaba sobre el Arca del Testimonio, entre los dos querubines. Así el Señor le hablaba a Moisés. 8, 89
Caps. 9 -10 Después de celebrar la segunda Pascua, los israelitas salen del Sinaí y llegan a Cades, en el desierto de Parán,
Cap. 11 Quejas del pueblo en el desierto y castigo del Señor Antes de llegar a la Tierra prometida, Israel tiene que pasar por el desierto. Pero el suelo inhóspito y los peligros de la marcha constituyen una dura prueba, que lo hunde en el desaliento y provoca su rebeldía y su protesta. Aunque Dios lo ha liberado de la esclavitud, esa libertad no parece significar nada para él. Añora los alimentos que comía en Egipto y quiere volver a su antigua servidumbre. Moisés lucha sin cesar contra el pueblo, para llevarlo hacia Dios. Y lucha también "contra" Dios, para evitar que descargue su ira contra los rebeldes.
Cap. 12 Murmuración de Aarón y Miriam. Castigo del Señor. El elogio del Señor a Moisés. De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: "Vayan los tres a la Tienda del Encuentro". Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: "Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y él contempla la figura del Señor. 12, 4 -8
Estos relatos destacan la inquebrantable fidelidad de Moisés a la misión que el Señor le ha encomendado, sin atenuar sus debilidades y desfallecimientos. Él se siente agobiado por una tarea compleja e ingrata, y confiesa amargamente su impotencia frente a los caprichos y rebeldías del pueblo. Cansado de su cometido, llega incluso a desear la muerte. Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males". 12, 15
Los relatos muestran la solícita providencia de Dios en favor de su Pueblo, a pesar de las murmuraciones y rebeldías del mismo. Pero el Señor respondió a Moisés: "¿Acaso hay un límite para el poder del Señor? En seguida verás si lo que acabo de decirte se cumple o no". 12, 23
Entonces Moisés los envió desde el desierto de Parán, según la orden del Señor. Todos estos hombres eran jefes de los israelitas, y sus nombres eran los siguientes: Por la tribu de Rubén, Samuá, hijo de Zacur; por la tribu de Simeón, Safat, hijo de Jorí; por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Iefuné; por la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; por la tribu de Efraím, Oseas, hijo de Nun; por la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú; por la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí; por la tribu de José, o sea, por la tribu de Manasés, Gadí, hijo de Susí; por la tribu de Dan, Amiel, hijo de Guemalí; por la tribu de Aser, Setur, hijo de Miguel; por la tribu de Neftalí, Najbí, hijo de Vofsí; por la tribu de Gad, Gueuel, hijo de Maquí. Estos son los nombres de las personas que envió Moisés a explorar el país. Y a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué. 13, 3 -16 Cap. 13 Exploración de Canaán.
Cap. 14, ü Rebelion de Israel. ü Enojo del Señor: Ni uno solo entrará en la tierra donde juré establecerlos, salvo Caleb hijo de Iefuné y Josué hijo de Nun. 14, 30 ü Derrota de los israelitas. Cap. 15 Disposiciones relativas a los sacrificios.
Cap 16 • Rebelión de Coré • Castigo Moisés dijo: "En esto conocerán que ha sido el Señor el que me envió a hacer estas cosas, y que no es un capricho mío: si estos hombres mueren de muerte natural y su suerte es igual a la de todos los hombres, no ha sido el Señor el que me envió. Pero si el Señor realiza algo inusitado, si la tierra abre sus fauces para tragarlos con todos sus bienes y ellos bajan vivos al Abismo, ustedes sabrán que esta gente ha despreciado al Señor". Apenas Moisés terminó de pronunciar estas palabras, el suelo se partió debajo de sus pies, la tierra abrió sus fauces y los tragó junto con sus familias, con toda la gente de Coré y con todos sus bienes. 16, 28 -31
Moisés dijo a Coré y a todos sus secuaces: "Mañana, el Señor pondrá de manifiesto quién es el que le pertenece y quién está consagrado; y permitirá que se le acerque el que ha sido elegido por él. (16, 5) Todos los jefes de las familias patriarcales le entregaron una vara cada uno: eran doce en total. Entre ellas estaba la vara de Aarón. Moisés las depositó delante del Señor, en la Carpa del Testimonio, y al día siguiente, cuando fue a la Carpa del Testimonio, la vara de Aarón, correspondiente a la familia de Leví, estaba florecida: había dado brotes, flores y almendros. 17, 21 -23 Cap. 17 LA VARA DE AARÓN
Cap. 18 DEBERES Y DERECHOS DE LOS LEVITAS. Cap. 19 EL AGUA LUSTRAL.
Cap. 20 El agua de la roca. Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Por no haber confiado lo bastante en mí para que yo manifestara mi santidad ante los israelitas, les aseguro que no llevarán a este pueblo hasta la tierra que les he dado". Estas son las aguas de Meribá, que significa "Querella“, donde los israelitas promovieron una querella contra el Señor y con las que él manifestó su santidad. 20, 12 -13 Muerte de Aarón
Cap. 21 La serpiente de bronce. Victorias de Israel.
Cap. 22 Los israelitas vuelven a ponerse en camino y llegan a las estepas de Moab, frente a Jericó.
Cap. 22 -24 Las armas no han podido detener el avance del Pueblo de Dios, y Balac, el rey de Moab, trata de conjurar el peligro mediante el recurso a las artes mágicas. Con este fin, hace venir apresuradamente a un famoso mago y adivino, llamado Balaam.
Pero todos los poderes mágicos fracasan ante el poder de Dios. El espíritu del Señor transforma al adivino en profeta y el que debía maldecir se ve obligado a bendecir.
La historia de Balaam sirve de marco a sus oráculos de bendición. Estos bellos poemas describen a Israel como una nación numerosa, separada de las otras naciones, que avanza victoriosa bajo la guía de su Dios. En el cuarto de esos oráculos el horizonte se amplía, y el profeta ve alzarse de ese Pueblo una "estrella" y un "cetro" (24. 17), que simboliza la realeza. Tales símbolos se refieren en primer lugar a David y a su glorioso reinado,
Pero detrás de ellos se vislumbra la gloria del futuro Mesías, nacido del linaje davídico.
CAP 25 IDOLATRIA DE ISRAEL A pesar de estas promesas y bendiciones, Israel reincide en la idolatría. El Señor lo castiga severamente, pero no lo abandona.
CAP. 26 ü 2º. Censo ü Instrucciones para el reparto de la Tierra Prometida.
JOSUÉ CONSTITUIDO JEFE DE LA COMUNIDAD. Entonces Moisés dijo al Señor: "Que el Señor, el Dios que anima a todo viviente, ponga al frente de esta comunidad a un hombre que la guíe en todos sus pasos y al que ellos obedezcan en todo. Así la comunidad del Señor no estará como una oveja sin pastor". El Señor respondió a Moisés: "Toma a Josué, hijo de Nun, que es un hombre animado por el espíritu, pon tu mano sobre él. Luego lo presentarás al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad, para transmitirle tus órdenes en presencia de ellos, y le comunicarás una parte de tu autoridad, a fin de que toda la comunidad de los israelitas le preste obediencia. 27, 15 -20 Cap. 27
Moisés continúa su obra gigantesca de jefe y legislador, y prepara al Pueblo para la conquista de Canaán. Él sabe que no entrará en la Tierra prometida, pero sabe también que su tarea no quedará inconclusa. Josué, su fiel servidor, será el encargado de llevarla adelante. Caps. 28, 29, 30 Prescripciones rituales.
Cap. 31 Guerra contra Madián • Reparto del botín • Las ofrendas
Cap. 32 • Propuesta de rubenitas y gaditas. • Establecimiento de rubenitas, gaditas y la ½ tribu de Manasés en la Transjordania.
Cap. 33 RECAPITULACIÓN DE LAS ETAPAS DEL EXODO, el recorrido de Israel desde Egipto hasta Moab. Cap. 34 INSTRUCCIONES PARA EL REPARTO DE CANAÁN. Caps. 35 y 36 Herencia de los levitas. Ciudades de refugio. Herencia de la mujer casada.
Esta marcha de Israel a través del desierto simboliza el itinerario espiritual del Pueblo de Dios, a lo largo de toda su historia. También él avanza y se detiene; camina bajo la guía del Señor, pero a veces mira hacia atrás, por cansancio, por temor o porque pierde de vista una meta que le parece demasiado lejana. Pero siempre la fuerza de Dios triunfa sobre la debilidad de los hombres.
Al llegar la plenitud de los tiempos, también el nacimiento del nuevo Pueblo de Dios estuvo vinculado con el desierto. Allí predicó y bautizó Juan el Bautista, para preparar "el camino del Señor" (Mt. 3. 3).
Y allí Jesús "fue llevado por el Espíritu” Mt. 4. 1 para prepararse a cumplir su misión de "iniciador y consumador de nuestra fe" Heb. 12. 2
El Pueblo de Dios es y debe ser siempre una comunidad en marcha, sin morada permanente; su organización y el camino que debe recorrer no los fija él mismo, sino el Dios que lo liberó de la servidumbre y lo consagró a su servicio. Esto vale igualmente para la Iglesia, el Pueblo de la Nueva Alianza.
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