A UN OLMO SECO Comentario A UN OLMO

  • Slides: 9
Download presentation
A UN OLMO SECO Comentario

A UN OLMO SECO Comentario

A UN OLMO SECO. - Soria, 1912 [CXV] Al olmo viejo, hendido por el

A UN OLMO SECO. - Soria, 1912 [CXV] Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Presentación Otros detalles Síntomas de muerte

Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el

Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas de alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. destino del olmo tras su muerte sentido profundo del poema

Tema y Contenido: El poema arranca de la contemplación de un objeto cercano, visto:

Tema y Contenido: El poema arranca de la contemplación de un objeto cercano, visto: ese árbol seco con un inesperado, increíble brote primaveral. Pero esa imagen física cobrará para Machado un hondo alcance simbólico. Recordemos las fuertes raíces simbolistas de su poesía. Sabemos cómo las más inmediatas realidades se cargan en sus versos de resonancias que apuntan a los grandes problemas de la existencia. n Aquí, el olmo es el símbolo de una existencia asediada por la muerte, a la que se opone esa rama verde, símbolo de una milagrosa salvación de la vida. n Machado mismo se cuidó de no precisar qué milagro era el que esperaba. Por eso es lícito dar al poema un sentido más amplio: la voluntariosa esperanza de salvarse de la aniquilación total, o la esperanza de algo que dé sentido a la vida. Así, el poema se inscribiría en las inquietudes existenciales o metafísicas de Machado, en su lucha entre la fe y la desesperanza. n n En suma, el texto remite a una temática bien característica de Machado, pero anclada ahora en un momento preciso y dramático de su vida.

Estructura externa (métrica). El poema consta de 30 versos (heptasílabos los versos 2, 21,

Estructura externa (métrica). El poema consta de 30 versos (heptasílabos los versos 2, 21, 25 y 28; endecasílabos los demás). La rima, consonante, es a veces alternante o cruzada, a veces pareada, pero sin mantener una forma estrófica fija a lo largo de todo el poema (la disposición tipográfica tampoco es rigurosa; n pero podrán reconocerse dos serventesios iniciales, seguidos de una sexta rima; luego los versos se suceden de forma más libre hasta que reaparece la rima alternante en los seis versos finales). n

Estructura interna (disposición o desarrollo del contenido). Ante todo, se nos impone la distinción

Estructura interna (disposición o desarrollo del contenido). Ante todo, se nos impone la distinción entre los 27 primeros versos y los tres últimos. Estos son, efectivamente, como un epifonema esencial: en ellos se condensa el sentido profundo del poema. Estamos ante una estructura muy característica de la poesía simbolista: primero, el desarrollo del símbolo (olmo seco, rama verde), luego, revelación súbita del sentido de tal símbolo: el lector recibe una iluminación directa de lo que acaso ya había ido sintiendo oscuramente. n Los 27 primeros versos presentan un "movimiento" en el que pueden distinguirse estos apartados: – Presentación del olmo: imagen esencial (versos 1 -4); – otros detalles (5 -8). – Insistencia en los síntomas de muerte (9 -14). – Larga frase (15 -27) en que las proposiciones temporales aluden al destino del olmo tras su muerte. La oración principal ("quiero. . . ") dejará paso a los tres versos definitivos. n

Análisis Los versos 1 - 4 nos presentan -como hemos dicho- lo esencial del

Análisis Los versos 1 - 4 nos presentan -como hemos dicho- lo esencial del símbolo, estableciendo ya la contraposición muerte/vida. Se insiste primero en lo que denota destrucción: viejo, hendido, podrido. . . Y en el remate de la estrofa sorprenden al lector esas hojas verdes, nota de vida, de esperanza. n En la segunda estrofa, tras la efusión de sentimiento que es la frase exclamativa, se añaden detalles que siguen en la línea de lo que connota muerte, destrucción: musgo amarillento, el verbo mancha, los adjetivos carcomido y polvoriento. Desde Soledades hasta Campos de Castilla es bien conocida esa preferencia de Machado por el léxico que denota o connota soledad, abandono, ruina, decadencia, muerte. . . n Los versos 9 -14 ofrecen un doble "movimiento", primero (9 -11), presidido por ese No será, es la negación de un futuro de vida. Enormemente reveladora es la alusión a esos álamos cantores y sus ruiseñores. Son símbolos bien conocidos: recordemos aquellos versos de la parte VIII de la serie Campos de Soria: ¡Álamos de amor n que ayer tuvisteis/ de ruiseñores vuestras ramas llenas…! n Y esta referencia al amor adquiere estremecedoras resonancias si se piensa que a Machado se le está muriendo la mujer amada.

n Luego (12 -14), frente a lo que no será ese olmo, vemos lo

n Luego (12 -14), frente a lo que no será ese olmo, vemos lo que ahora es. Así, a aquellos ruiseñores (símbolo de vida y amor), se oponen y se imponen estas hormigas y arañas. Y nos sacude una escalofriante impresión de muerte. n Los versos 15 -27 son una larga frase en la que, entre otras cosas, se trasluce la obsesión machadiana por la temporalidad. Véase el efecto obsesivo de las proposiciones temporales, con ese antes que repetido cuatro veces (anáfora). Y todo ello responde a un propósito de insistencia en la inminente destrucción de 1 árbol. A ello se asocia un tono de creciente vehemencia que se impone en lo lectura. Y el dramatismo de los verbos (derribe, ardas, descuaje, tronche) con lo que se nos presentan varios finales posibles del olmo. n El clímax nos lleva a la imagen del río que lleva hasta la mar. No es preciso insistir en el lugar que ocupa para Machado esa metáfora tradicional, de estirpe manriqueña. Así, con esta memorable imagen se condensan aquí los temas capitales del tiempo y la muerte. n Y a estas ideas vuelve a oponerse -como en el arranque del poema- la gracia de la rama verdecida. Por lo demás, señalemos que, en el verso 26, ha aparecido el yo del poeta (Quiero anotar. . . ). Irrumpe ahora claramente su subjetividad.

n Y así llegamos al final, a esos tres últimos versos, cuyas resonancias ya

n Y así llegamos al final, a esos tres últimos versos, cuyas resonancias ya hemos comentado. El yo del poeta se manifiesta ahora emotivamente en la expresión Mi corazón. . . asociada al verbo espera. n Es una reveladora asociación de palabras que encontraremos en otros poemas de Machado. El corazón es -frente a la cabeza- la sede de la esperanza. Más tarde, tras la muerte de Leonor, dirá: "Late, corazón. . . No todo / se lo ha tragado la tierra". Ahora, con Leonor aún viva, la esperanza del poeta es que se produzca ese otro milagro, una esperanza avivada por la contemplación de aquella insólita ramita verde. n En fin, adviértase cómo, en este final, rodeando a la palabra milagro, y oponiéndose apretadamente a las anteriores connotaciones de muerte, se agolpan otras palabras tan positivas como primavera, luz y, sobre todo, vida.